jueves, 6 de marzo de 2014

Argentina - Rumania - Cuando queda demasiado cerca el borde del abismo

La Selecci贸n camina por la cornisa. Y anda tan cerca del abismo porque es un equipo pensado para atacar. Se desprotege porque tiene a cuatro fant谩sticos que obligan al resto a presionar en el campo rival. Rumania no es un seleccionado de elite y ni siquiera se asemeja a aquella que termin贸 con el sue帽o americano del Mundial 94. Sin embargo, se las arregl贸 para desnudar los defectos de Argentina. Para exponerla. De no haber sido por un iluminado Sergio Romero, el partido hubiera terminado en una derrota dif铆cil de digerir. Como tambi茅n es una realidad que pudo haber ganado porque, en el segundo tiempo, gener贸 un par de situaciones claras. Entonces, Costel Pantilimon -arquero suplente- no quiso ser menos que Chiquito y le tap贸 una pelota incre铆ble a Ezequiel Lavezzi en el ep铆logo.





Argentina tuvo problemas para superar a un adversario que cerr贸 filas. ¿Raz贸n suficiente para hacer uso y abuso del pelotazo? Javier Mascherano fue lanzador. Todo un indicio del trabajo que le cost贸 a la Selecci贸n la elaboraci贸n y el desequilibrio. Hubo muy pocas sociedades y Rumania, con din谩mica, redobl贸 la apuesta. Presion贸 con todo y trat贸 de lastimar a espaldas de Angel Di Mar铆a y Marcos Rojo. Un c贸rner de Maxim encontr贸 la cabeza de Marica y Romero manote贸 por encima del travesa帽o. Y m谩s tarde, otra vez ganaron los rumanos en el 谩rea celeste y blanca. El cabezazo a quemarropa de Maxim volvi贸 a hallar bien parado a Chiquito , que respondi贸 con agilidad. Hubo un gol local anulado del que quedaron muchas dudas.

Estuvo perdida Argentina, m谩s all谩 de esa jugada de Ag眉ero que tap贸 Tatarusanu. Y en el segundo tiempo evolucion贸 por los ingresos de Biglia y de Palacio. Pero nunca apareci贸 Messi en todo su esplendor.


Al menos, Rumania ya no volvi贸 a llegar con tanto riesgo al 谩rea de Romero. La Selecci贸n tuvo tres chances. Palacio se lo perdi贸 abajo del arco. Di Mar铆a, tambi茅n, tras un bochazo de Mascherano. Y Lavezzi tuvo el grito a flor de labios, pero respondi贸 Pantilimon. Demasiado poco para tanto p煤blico, cargado de banderas e ilusi贸n de ver buen f煤tbol.

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