lunes, 24 de febrero de 2014

Boca recuper贸 la sonrisa en la Bombonera, con Riquelme y con su gente

S贸lo un especialista muy preparado, y muy futbolero, podr铆a hacer una interpretaci贸n sociol贸gica acertada de la reacci贸n de la multitud de hinchas de Boca que desbord贸 -como pocas veces- la Bombonera . Porque el equipo ven铆a arrastrando una grave sucesi贸n de frustraciones, sin triunfos en los 煤ltimos tres meses, que provoc贸 un clima de desconcierto e inestabilidad hasta llegar a poner en duda la continuidad de Carlos Bianchi, el multiexitoso entrenador de otros tiempos felices. El espectacular recibimiento al t茅cnico fue una muestra m谩s de la fidelidad del hincha con su memoria, a contramano, incluso, de una realidad que le duele. Como si el agradecimiento fuera un tesoro innegociable. Como innegociable parece ser el aporte del aliento - rabioso y permanente- para un equipo que hace rato no le ofrece ninguna alegr铆a desde la cancha. Hay que indagar muy adentro en la paradoja.





Entonces, Boca sali贸 a jugarle al puntero Estudiantes (9 puntos ideales)tras dos derrotas consecutivas, con un punto en la tabla, y con Riquelme en el banco despu茅s de 92 d铆as de ausencia.
Las ansias de recuperaci贸n se palpaban en la tensi贸n del ambiente, afuera.
Porque una nueva derrota terminar铆a definitivamente con la ilusi贸n de la pelea por la punta y podr铆a anunciar el final de un ciclo sostenido a pesar de todo. Y una victoria (el hincha siempre sue帽a con la victoria) podr铆a traer un soplo fresco para poder pensar con cierta calma. Siempre sirven los triunfos, dir铆a Perogrullo . Pero hay triunfos que parecen reclamarse como imprecindibles. Como si fuera un ruego se lo esperaba ayer.



¿Y el equipo? Volvieron Mart铆nez y Gigliotti. Salieron Grana y S谩nchez Mi帽o, titulares de los tres partidos anteriores. Reapareci贸 Mar铆n como lateral derecho. No estuvo Ria帽o pero qued贸 el pibe Luciano Acosta como enganche . Y Bianchi cambi贸 la disposici贸n t谩ctica del equipo. Quedaron Erbes, Gago y Ledesma trocando puestos en el medio. Pero no hubo mayores novedades promisorias. Porque de la mano de Ver贸n, Estudiantes, sin ofrecer demasiado, se encarg贸 de desnudar en los locales las mismas deficiencias de los 煤ltimos tiempos: falta de generaci贸n asociada de juego, por mucho que Acosta intentara con su audacia y sus gambetas ofensivas. No tuvo peso Gago, como en los 煤ltimos partidos. Y tampoco Ledesma. Ni Erbes. Mart铆nez se debat铆a en su intrascendencia y Gigliotti esperaba el milagro de una pelota salvadora que le permitiera intentar.


Y el milagro lleg贸 con un c贸rner desde la derecha que ejecut贸 Gago. Gigliotti se acord贸 de sus dotes de goleador y conect贸 un cabezazo preciso hacia el palo derecho del arquero Rulli. La explosi贸n del desahogo no cambi贸 el panorama.


Boca se aferr贸 a ese gol como si fuera un diamante . Se repleg贸 y cambi贸 posibilidad de juego por entrega f铆sica y lucha. Estudiantes se acerc贸 pero Ver贸n -movedizo y criterioso- con encontraba eco en sus compa帽eros para volcar el desarrollo hacia el 谩rco de Orion.


En el comienzo del complemento el Patito Rodr铆guez reemplaz贸 a Rosales y los visitantes tomaron el control de la pelota aunque sin lograr la profundidad necesaria. Y Boca empez贸 a buscar de contraataque. Y con ese m茅todo pudo aumentar la ventaja muy r谩pidamente. Pero el arquero Ger贸nimo Rulli pareci贸 invencible. Tres formidables atajadas, a Ins煤a, a Erbes y a Acosta lo demostraron. Gago tuvo una clar铆sima con el arco vac铆o y la tir贸 por arriba.


Rivero, recuperado tras un a帽o de ausencia, supli贸 a Mart铆nez. Perotti debut贸 por un Acosta ovacionado y, al fin, volvi贸 Rom谩n, un ratito, por Gigliotti (?).


Boca se qued贸 sin delanteros. Y la decisi贸n fue aguantar . Rom谩n lo tuvo tras una pared con Rivero. Tir贸 alto.


Al cabo, Boca consigui贸 el triunfo imprescindible. Pero el verdadero alivio llegar谩 si juega mejor.

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